Ahora podrían parecer morbosas o inquietantes, pero antes, fotografiar a los muertos era una forma de honrarlos y mantener su recuerdo, y esa tradición se encontraba muy arraigada en algunas regiones de Sinaloa.
En la Unidad Regional Guasave, de la Universidad Autónoma de Occidente, se montó una exposición con algunas de estas fotografías, llamada “Recuerdos eternos; Fotografía Post Mortem de Guasave y Sinaloa”, a cargo del cronista Daniel García López.

En las fotografías aparecen personas posando junto a sus seres queridos, de manera seria, sin lágrimas. La intención era capturar su ultimo adiós para la posteridad.
En el paso, las familias posaban junto a ellos, sin importar si fueran adultos o niños. Tampoco importaba la manera en que habían muerto, incluso, intentaban borrar todo rastro de enfermedad, para recordarlas impecables.
En algunos casos, sobre todo con los menores, les fotografiaban individualmente, en alguna pose, con los ojos abiertos y con sus juguetes favoritos.

La tradición surgió en Europa, durante el periodo victoriano, cuando las personas morían por distintas plagas.
Las muertes eran tan repentinas, que las familias deseaban un último recuerdo, y la fotografía estaba de moda en aquellos tiempos.

Lo hacían porque en ocasiones no se contaba con ninguna fotografía en vida con esas personas, ya que, era demasioso costoso contratar a un fotógrafo para conseguirlas. Con la llegada de las cámaras instantáneas, se fueron dejando esas costumbres.
Sin embargo, en el seno de algunas familias sinaloenses todavía conservan esas fotografías antiguas, que ahora, podrían ser perturbadoras para muchas personas.





