Río de Janeiro. Una operación policial masiva ejecutada el martes en Río de Janeiro dejó un saldo de al menos 64 muertos, incluidos cuatro agentes, en lo que autoridades califican como el episodio más letal de la historia de la lucha contra el crimen organizado en el estado brasileño.
El enfrentamiento estalló en la madrugada entre 2,500 policías y miembros del Comando Vermelho (Comando Rojo) en una región obrera controlada por una de las bandas criminales más grandes de Brasil, donde las autoridades detuvieron a 81 personas tras una investigación de un año y dos meses de planeación.
«Se trata de una operación estatal contra narcoterroristas«, declaró Cláudio Castro, gobernador del estado, en conferencia de prensa.
La declaración del mandatario, aliado de extrema derecha del expresidente Jair Bolsonaro, adoptó la terminología central de la campaña del presidente Donald Trump contra el narcotráfico en América Latina, lo que algunos consideraron un intento de Castro por ganar puntos políticos en el debate conservador sobre crimen organizado.
El número de víctimas superó la operación más mortífera previa de 2021 contra el mismo grupo, que dejó 28 muertos, aunque no quedó claro de inmediato cuántos eran miembros de la banda y cuántos civiles atrapados en el fuego cruzado.
Residentes relataron a medios locales el caos y pánico mientras intentaban esquivar balas perdidas; una peluquera resultó herida en una pierna cuando hacía ejercicio en un gimnasio.
Imágenes televisivas mostraron columnas de humo elevándose sobre casas de bloques de hormigón mientras miembros de la banda encendían fuegos para impedir la entrada policial.
Los estragos se extendieron a otras zonas de la periferia de clase obrera: criminales tomaron represalias con autobuses para bloquear caminos, universidades cancelaron clases, empresas de autobuses retiraron flotas y calles principales fueron cerradas, incluida una que conduce al aeropuerto internacional.
El gobernador Castro calificó el episodio como parte de una «guerra» contra el crimen organizado y señaló directamente al presidente Luiz Inácio Lula da Silva al quejarse de que Río necesitaba apoyo federal para combatir las bandas, pero el gobierno rechazó sus solicitudes.
«Río de Janeiro está hoy completamente solo en esta lucha«, dijo Castro. «Para una guerra como esta, deberíamos tener mucho más apoyo, quizá incluso de las fuerzas armadas«, añadió.
El ministro de Justicia de Lula rebatió rápidamente las afirmaciones y destacó casi una decena de acciones conjuntas destinadas a combatir el crimen organizado en el estado en los últimos dos años.
Días antes del operativo, Flávio Bolsonaro, senador e hijo del expresidente, dijo estar «celoso« de las operaciones militares estadounidenses en el Caribe.
En redes sociales, afirmó falsamente que barcos atracados en Río «inundan Brasil de drogas» y sugirió que autoridades estadounidenses podrían ayudar a «luchar contra esas organizaciones terroristas«.
Brasil y Estados Unidos resuelven actualmente una ruptura diplomática causada por intentos de Trump de obligar a la nación latinoamericana a abandonar una causa penal contra Bolsonaro mediante la imposición de un arancel del 50 por ciento sobre productos brasileños.
El secretario de Estado Marco Rubio, quien dirige las operaciones de Trump contra bandas de narcotráfico latinoamericanas, encabeza las negociaciones sobre un acuerdo comercial entre ambos países que comenzaron oficialmente esta semana
