Cambridge, Massachusetts. Harvard y la NASA mantienen bajo la mira un objeto interestelar bautizado como 3I/ATLAS, cuyo arribo al sistema solar está previsto para noviembre de 2025.
La anomalía de su comportamiento desató una batalla científica sin precedentes: un sector lo cataloga como asteroide convencional, mientras otro sostiene que se trata de una nave extraterrestre con rumbo deliberado hacia nuestro planeta.
El sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), financiado por la NASA y operado desde la Universidad de Hawái, detectó por primera vez al 3I/ATLAS. Sus características desconciertan a los expertos: presenta una órbita retrógrada, carece por completo de señales cometarias y muestra un tamaño junto con una trayectoria que desafían los patrones naturales conocidos.
Los astrónomos Adam Hibberd, Adam Crowl y Avi Loeb publicaron en arXiv el artículo ¿Es el objeto interestelar 3I/ATLAS tecnología alienígena?, donde advirtieron: «Resulta sorprendentemente extraño si asumimos que es un objeto natural». El análisis espectral reveló un dato inquietante: «No hay absolutamente ninguna señal de degasificación», confirmaron los científicos.

Avi Loeb, astrofísico de Harvard, lanzó la hipótesis más radical: el 3I/ATLAS podría ser una nave nodriza despachada por una civilización avanzada para liberar sondas exploradoras en nuestro vecindario cósmico.
«Podría venir a salvarnos o a destruirnos. Será mejor que estemos preparados para ambas opciones», declaró a Scientific American. Loeb enfatizó que la alineación orbital del objeto —que transitará cerca de Venus, Marte y Júpiter— tiene una probabilidad inferior al 0,005%, lo cual refuerza su teoría sobre una navegación programada.
El investigador alerta que el 29 de octubre de 2025, cuando el objeto alcance su punto más próximo al Sol y permanezca invisible desde la Tierra, podría ejecutar una «maniobra Solar Oberth inversa», técnica empleada para modificar trayectorias de forma táctica.
La comunidad científica recibió las propuestas de Loeb con división absoluta. Chris Lintott, astrónomo de la Universidad de Oxford, arrojó críticas demoledoras contra los planteamientos y los tildó de «disparates sin fundamento» y una «falta de respeto» hacia la investigación rigurosa.
Loeb contraatacó con una analogía teológica: «Blaise Pascal argumentó que es mejor creer en Dios porque las consecuencias de no hacerlo, si existe, son peores que las de equivocarse».
Bajo esa lógica, remató: «Advertir sobre el riesgo de 3I/ATLAS tiene más sentido que ignorarlo». Si bien el estudio reconoce su naturaleza especulativa, los autores insisten en que, de confirmarse la hipótesis extraterrestre, las implicancias «podrían ser potencialmente graves para la humanidad».





